Tarde y mal. Así es cómo escribo. Tarde y mal.
Cómo duele admitir que tu ausencia ha sido más poderosa que tus anticonsejos: Queridos amigos haced caso de mi anticonsejo: si queréis que el viaje sea de verdad inolvidable, que la prudencia sea el primer lastre a lanzar cuando el globo pierda altura.
Sabio consejo, cobardes aconsejados.
Así nos pedías que participásemos más en este foro que nos habíamos acostumbrado a ver desde la acera. Todos hemos pecado de demasiado prudentes, demasiado perezosos, demasiado tímidos, demasiado cautos, demasiado reservados, demasiado disfraz, demasiadas letras no escritas, demasiadas palabras no pronunciadas. Demasiado demasiados…
Tarde y mal.
Mi balance del debe y el haber no cuadra.
La primera frase que leí del último libro que me regalaste decía así "Mi padre, al irse, regaló medio siglo a mi niñez". Cuando supe de tu marcha, busqué consuelo en aquellas mismas páginas. La frase que me esperaba esta vez era otra: "Siempre es una pena lo que nos acerca al alma".
Demasiada verdad.
No debe ser tan mala cosa eso de morirse; a fin de cuentas, mucha gente famosa, a quien le ha ido muy bien en la vida, lo ha hecho anteriormente.
M. Brieva.
Chim pun.
Siempre que te recuerde lo haré con una sonrisa.
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