¿Cuánta cuerda nos queda?
Porque antes de que nos convirtamos en ositos de peluche
con las pilas gastadas,
aún podemos decirle a la luna
que tenemos ojeras para rato.
Y entonces viene el cuento de la edad y todo eso,
y lo que pudiendo haber sido no somos ni nunca seremos.
Pero rebuscando en los bolsillos
aun me queda calderilla para otro año
de despertarme donde no debo
y acostarme con quien no recuerdo.
Que ya vendrán los días de reposar el pellejo,
ya tendremos tiempo
de quitarle al sábado lo que la maldita suerte nos trajo.
Y entonces muy adentro sabremos
sin asomo de duda,
que lo que le hemos besado a la luna
no nos lo quita
princesa ninguna.
(va por ustedes amiguitos, por más años como los anteriores)
30 diciembre 2006
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