03 abril 2007

Estamos en abril y las cuentas me salen raras:
demasiados meses para tan poco año.
Cómo es posible que un parpadeo sea tanto tiempo.
De Sydney a Marrackech,
pasando por Londres y Vancouver,
he perdido aviones, trenes y billetes de autobús.
He viajado con rumanos que me ofrecían
plátanos y cerveza,
he ocultado hachís en la maleta,
he retratado a marcela,
he contratado un guía,
me he hecho fotos con un mono,
he probado más de sesenta tipos de besos
y aunque he cambiado de trabajo,
a final de mes cobro lo mismo.
Si tuviera que resumir diría
que me he sentido sólo
más veces de lo previsto,
y que aunque porcentualmente hablando
las noches con aida hayan sido escasas,
despertarme de vez en cuando
con su lenguaje de murmullos
ha sido
sin duda
la mejor porción del calendario.

Por eso me inquietan tanto
estas destartaladas semanas
que suceden entre una vez y la siguiente.

Por eso las cuentas me salen raras.

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